Hay un principio metafísico que dice: “cada verdad es una semiverdad”. Suena raro y loco, sin embargo, tiene sentido, sobre todo, cuando se trata de temas espirituales, místicos, holísticos o religiosos, aunque a veces, en oportunidades, es aplicable a otro tipo de experiencias. Si investigamos un poco, encontramos que las religiones, sectas, filosofías, grupos, etc., siempre tienen principios en común o parecidos. Sus líderes se dicen dueños de la “verdad” y usualmente desacreditan las creencias de las otras sendas. Realmente, si todo lo espiritual es etéreo, mágico, invisible, ¿cómo podemos saber quién tiene la verdad verdadera?
De acuerdo al territorio del planeta que revisemos, encontraremos una historia y nombre distinto de Dios; para algunos es Jehová, para otros es Jesús, Ala, Mahoma, Krisna, Shiva, como sea que le llamen, el común denominador es la fe en un ser potente y creador que simboliza a “Dios”. Lo demás que lo rodea, es semiverdad.
Es importante tener nuestra mente y corazón abierto a las enseñanzas, sin embargo, debemos estar pendientes de respetar los conceptos ajenos. Probablemente, lo que nos parezca irreal o ilógico, luego de investigar y estudiar, tal vez, nos luzca totalmente verdadero. Debemos mantener humildad al exponer lo que pensamos y sobre todo aprender a escuchar a los demás. El hecho de que alguien piense y/ actúe diferente a uno, no significa que el esté incorrecto. Es algo valido, que cada persona tiene una identidad, una formación, pensamientos, creencias y forma de ser única.
Cada individuo tiene el derecho de defender sus creencias, sin fanatismo, sin obsesión, sin creerse dueño de la “verdad”. Un dialogo basado en la búsqueda de encontrar una verdad armoniosa, ayudará a todos los participantes a mejorar su filosofía de vida, su objetividad, su paz mental.
Otro aspecto a considerar, cuando se busca una “verdad” es que la versión de dos personas puede ser completamente antagónica y a la vez, perfecta, acerca de un mismo punto. Caso famoso, es el de un vaso a la mitad. Para el optimista está medio lleno y para el pesimista está medio vacio. En ambos casos, cada uno esta diciendo lo que ve y cada uno tiene razón en lo que dice. Es solo la óptica con que lo miran la que cambia la perspectiva. Es igual en todas las discusiones, por ejemplo, en los conflictos de las parejas, cada uno dará su versión de los conflictos y probablemente ambos tengan razón. Solo que cada uno plantea su versión de acuerdo a lo que siente y necesita como individuo y no como pareja. Lo que más cubre las realidades es los velos que nos dan el ego y el orgullo. Ellos son los peores enemigos de la verdad, en cualquier caso o situación planteada en la vida. A veces, una verdad tiene una tercera posibilidad y los grupos se centran en los dos extremos, sin buscar la posibilidad de su existencia. Recuerden cuando comenzaron a decir que el planeta tierra era redondo. Las personas que descubren una verdad que va en contra de una mayoría, usualmente es desacreditada o rechazada en sus opiniones.
Cualquier persona que ocupe la silla de un terapeuta, sea en la rama científica (medicina) o en las aplicaciones holísticas (espiritual), debe estar consciente, cuando recibe una pregunta, de que mínimo, siempre hay dos versiones y ambas pueden ser correctas. No todo es blanco o negro, puede ser que exista el gris. Independientemente, de que un grupo grande vea todo blanco y otro grupo lo vea en negro, no significa que no exista el otro color. Hay que revisar con humildad, con sencillez, con la mente y el corazón y tal vez comencemos a ver algunas cosas de otra manera.
Los sucesos más grandes de la historia del universo, han sido vistos por años, desde un punto de vista. Cuando ha salido algún “loco” a dar una versión de algún concepto ya arraigado, ha ido a la cárcel o ha muerto por ello. Para muestra, recordar a Galileo. Solo el tiempo deja que la verdad se cuele poco a poco y se descubra cuando le llegue su momento.
La “verdad verdadera” en todos los casos, en los del día a día de su existencia y en los de los grandes sucesos de la historia, siempre saldrá a relucir en su momento oportuno. Lo más importante es mantenernos con la mente y el corazón abierto a las señales, para poder reconocerla.
María Rosario Rowan
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