El dolor de una madre que pierde a un hijo (a) es incomprensible para los que no lo hemos vivido. Sin embargo, el constante contacto con las madres que me relatan sus historias y los comentarios recibidos de los espíritus me han dado 
suficiente entendimiento como para verlo con comprensión. Alicia Galán es una joven señora que vivió hace seis años la triste experiencia de ver a su hijo dejar la vida terrenal. Con entereza, ella trata de dar fortaleza a su esposo e hija, y seguir adelante. Una de los tantos consuelos que ha buscado, fue el leer los libros de Corazones, asistir al Taller del Amor en Venezuela y a partir de allí, comenzar a recibir su linda colección de corazones enviados por su querido hijo. Recibirlos ha sido una manera de saber que Jamyl les acompaña.
Hace cuatro meses más o menos, falleció la madre de Alicia. Desde ese momento, cada vez, los corazones llegan de a dos, como estas lindas piedras que encontró al visitar el cementerio.
En el momento en que Alicia me envía estas fotos, casualmente yo estoy activa en la página de mensajes y trato de contestarle lo hermoso de la duplicidad del símbolo, a pesar de que aún no había leído que sucedía después de la partida de la señora madre. Aunque sea difícil de creer, mis dedos tocaban las teclas y nada sucedía y cuando por fin se mueve, se envian dos corazones como respuesta.
Relmente a pesar de todas las experiencias que vivo, no dejan de sorprenderme las cosas que hacen los espíritus. A continuación, dos lindos corazones recibidos por Alicia en un día que le pedía fuerzas a sus seres queridos. Tanto su hijo como su señora madre, siempre le acompañan y le dan fortaleza a través del dulce consuelo de la senda de corazones.
Difícil de entender los designios que permiten las ausencias de los seres queridos, sin embargo, es una hermosa bendición que después de ello, se pueda sentir la presencia del amor a traves de tan lindas señales como son los corazones del más allá.
Con bendiciones de corazón,
María Rosario Rowan
Corazonismo 
Hermoso testimonio.. yo aún recibo corazones… de vez en cuando. Es una gran bendición y un bálsamo al dolor.
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La dulzura de la senda de corazones es realmente como dice, un bálsamo al dolor de la ausencia de un ser querido. Tal vez, el más hermoso consuelo que yo sepa que existe. Es sentir con cada corazón, que el ser amado nos ha visitado y ha dejado la señal de su presencia. Cuando la puerta de la comunicación se abre, nunca se cierra. Saludos cordiales
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