Usualmente lo usamos como sinónimo de “rezar” y en ese caso, repetimos oraciones recibidas en nuestras iglesias, colegio o grupo de oración. Actualmente, está de moda colocar las plegarias en las páginas online y pedir que recen; sin embargo, las personas que lo ven, lo que hacen en compartir la plegaría y así sucesivamente. Lo respeto, no acostumbro a hacerlo, ya que no he tenido validación del otro lado de que funcione.
En una oportunidad, una persona que recién había comenzado a recibir terapias conmigo, me dijo: <estoy yendo en las noches a orar en un templo evangélico, porque cuando estoy triste, siento que la alegría de los demás me ayuda, cuando oran a mi alrededor, me hace sentir mejor>.En su caso, ella realmente no está orando, por lo menos, no con el corazón. Ella está yendo a recibir el cariño del grupo para olvidar sus problemas. Es válido y es positivo alimentarse del amor grupal.
¿Qué es orar?
Para mí, particularmente, es comunicarme conmigo misma, con mí yo interno. Es hablar con el Dios que conozco y siento dentro de mi corazón. Es contactar con el Dios benévolo y consecuente, que siempre está dispuesto a oírme, que nunca me recrimina, ni me olvida. Ese Dios que me ha creado como ser perfecto ante sus ojos, que me cuida, me consiente, me protege y me guía por las sendas de mis innumerables vidas.
Para mí, es hablar con los Ángeles, pedirles consejos, ayuda, protección, guía, tanto para mí como para otras personas, o inclusive para la humanidad en general.
Para mí, orar es serenidad, con los ojos cerrados o abiertos y escuchar el silencio que se crea en mi mente. Esperar que el silencio se convierta en voces de entes desconocidos, a los cuales suelo llamar maestros, ángeles o espíritus.
Es estar en comunión con Dios, los Ángeles y los espíritus. Entes que están en mundos invisibles, desde donde me envuelven en amor y protección.
Para mi, orar no es lo mismo que rezar (lo cual no hago). Es darle gracias a Dios por todas las cosas bellas que me ha permitido sentir, tener y conocer en esta vida terrenal.
Y para tí, ¿Qué es orar?
Maria Rosario Rowan
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