Crecí en un hogar católico y cumplí con los sacramentos establecidos; bautizo, primera comunión, confirmación y matrimonio. Durante años siempre contesté sin dudar a la pregunta: ¿Cuál es tu religión? Católica.
Desde hace unos años, he ido cambiando mi parecer acerca de la Iglesia. Me gusta asistir, sobre todo cuando se canta o reza el Padre Nuestro entre todos los asistentes, o cuando se comparte el abrazo de la paz. Son momentos donde la energía y el amor de los presentes crean un ambiente especial. Sin embargo, he notado que lo disfruto igualmente en cualquier otro templo, donde hablen palabras de alabanza a Dios, no necesariamente solo en las Iglesias católicas. Cada templo es a semejanza del pastor que tengan. Hay Iglesias donde las celebraciones son hermosas, independientemente de la religión, más bien es el reflejo de la fe del que la dirige. Hay otros en donde el sermón ahuyenta nuestra paz y nos hablan de temor, de un Dios vengador y sin piedad. Depende de la interpretación de la Biblia, a veces el sermón de un pastor, busca crear miedo de equivocarnos y de hacernos merecedor de la ira divina.
Hoy por hoy, mi religión es Dios. Donde hablen de él, de su amor, de su creación, de su bondad, ese es el templo de mi religión. Por lo tanto, soy cristiana, evangélica, católica, hindu, budista, soy de todas las religiones que amen a Dios.
Los tiempos, de generación en generación, han cambiado; estamos en una etapa de revelación de misterios, de cercanía con otros planos y comunicación con seres angelicales. En siglos anteriores, estos conceptos eran suficiente para ir a la hoguera. Años atrás, era suficiente con ir a la Iglesia, rezar las oraciones, cumplir los mandamientos y de esa manera satisfacíamos lo que necesitábamos. La vida era serena, sencilla y fácil complacer a Dios y a la iglesia con mantener una actitud humilde y sumisa.
Los seres humanos han alterado las realidades de la existencia. El desarrollo ha traído guerras, maldades, egoísmos, necesidades de acumulación de riquezas para disfrutar de todo lo que se publicita en los medios de comunicación. El hombre ha cambiado y por ello, nosotros debemos modificar nuestra percepción de la vida. Debemos buscar y encontrarnos con nuestro yo interior, nuestro Dios, nuestro creador.
Dios o la energía divina que ha creado y controla el universo y todo lo que en el se encuentra, está permitiendo que descubramos cosas que han estado ocultas por años, ya no es un misterio que podemos irnos de la tierra y luego vivir en otros planos. Es bastante común, conocer de historias de personas que han tenido experiencias de encuentros con seres de otros planos. Para algunas personas es más fácil de realizar, otros deben aprender como hacerlo. Hay diferentes maneras. Es cuestión de tener paciencia y fe. El corazón y la mente deben estar abiertos y llenos de amor y perdón. Con esas dos bases se puede entrar en un mundo increíble, el mundo de Dios.
Maria Rosario Rowan
Que bonito y liberador es sentir que no tenemos que ponermos etiquetas y encasillarnos en una creencia. Por eso yo tengo también «pedacitos» de unas y otras
(que al final creo que todas llevan al mismo lugar) porque son las que me sostienen, me hacen sentir paz y me conectan con un algo mucho màs grande y hermoso que me da fuerzas frente a las adversidades de este plano existencial. Gracias por tu escrito querida Ma. Rosario.
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Querida Judith
Tal cual dices. Todos esos hermosos «pedacitos» de creencias que vamos coleccionando a través de las vidas forman un gran todo llamado «Dios».
Confiar y caminar con el como amigo, siempre nos llevara por la senda del bien. Gracias por compartir tus pensamientos. Con bendiciones
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